Esta guía de buenas prácticas ambientales contiene un conjunto de propuestas sencillas para reducir la generación de residuos en las actividades cotidianas y, por tanto, para ser más respetuosos con el entorno natural.
Pequeños hábitos, repetidos día a día por miles de personas, generan montañas de residuos. El objetivo de esta guía es dar alternativas que, modificando nuestras costumbres sin perder bienestar, reduzcan los residuos.
Lo que no se compra no se produce. Lo que no se produce, no contamina ni genera residuos. La colaboración de los consumidores, es por tanto, imprescindible para que se minimice la generación de residuos.
La elección del consumidor genera repercusiones en toda la cadena de producción reduciendo los residuos que se generan en todo el proceso, desde la extracción de recursos naturales hasta que se desecha lo no utilizado, pasando por la fabricación, distribución y comercialización.
Es necesaria la implicación de toda la sociedad-administraciones, empresas, personas… para evitar la contaminación ambiental en todo ese ciclo de vida de un producto.
En ocasiones esas repercusiones no se ven porque el recurso natural que se extrae o donde se fabrica están a cientos de kilómetros de donde se consume. Pero es necesario realizar la compra teniendo en cuenta los residuos, ya que cada tonelada de residuos que se genera en el proceso de consumo, ha producido 5 toneladas de desperdicios en su fabricación y 20 toneladas en la extracción de las materias primas.
Los residuos no son basura
Contienen productos que se pueden volver a utilizar. Para aprovechar esos productos es necesario separarlos y depositarlos de forma diferenciada. La basura se genera cuando se mezclan los residuos imposibilitando un nuevo uso.
En la naturaleza se aprovecha todo. Los seres vivos están en un desarrollo continuo: unos se alimentan de otros desde que nacen hasta el final de su vida, momento en el que se transforman y siguen siendo utilizados. Solo generan residuos los que no se descomponen.
Sin embargo nuestra sociedad genera importantes cantidades de residuos. Residuos que pueden provocar graves problemas ambientales y que, en su gran mayoría, podrían ser aprovechados.
La regla de las tres “R” es un criterio útil para evitar la generación y contaminación de los residuos:
- Reducir: minimizar el volumen de productos que se consumen y de sus envoltorios, evitando que se genere basura innecesaria.
- Reutilizar: emplear los productos repetidamente para el mismo cometido o de otras formas. Cuanto más se reutilice un producto, menos residuos se generan.
- Reciclar: utilizar los residuos como materia prima para la elaboración del mismo producto u otro nuevo.
La cuarta “R”: Reparar, alarga la vida de las cosas. Arreglarlo para que siga sirviendo.
El orden prioritario a seguir para minimizar los residuos será: Reducir, Reparar, Reutilizar y Reciclar… y continua:
- Depositar: Si ninguna de las alternativas anteriores es posible, depositalo en el lugar adecuado para que no provoque daños a la salud o al medio ambiente.
- Nunca: echarlo por el desagüe del fregadero o por el inodoro.
Los residuos en Mieres:
Cada habitante del concejo genera 375,18 kg (en 2014) de residuos al año. De ellos únicamente se recuperan 66 kg, el resto se mezcla en la bolsa sin diferenciar que se deposita en el contenedor gris. Una parte importante de esos residuos se podría aprovechar si se hubieran separado y depositado en el contenedor adecuado.
Mieres está entre los diez concejos de Asturias que más residuos separa de forma diferenciada para facilitar su recuperación.
Consume sin despilfarrar:
- Tener en cuenta criterios ambientales al realizar la compra, permite reducir la cantidad y toxicidad de la basura y de las aguas residuales generadas en las viviendas.
- Evita aquellos productos que tengan mucho envoltorio o embalaje excesivo.
- Rechaza productos que vienen en “bolsas individuales”, dentro de un paquete más grande.
- Elije productos que sean fácilmente reciclables o reutilizables, y los que estén fabricados con materiales reciclados o sean biodegradables.
- Compra productos que en su proceso de elaboración no hayan empleado substancias perjudiciales para el medio.
- Evita productos compuestos por varios materiales y aquellos que hay que tratar como residuos especiales.
- No tires aquello que puede tener utilidad. Cambia su uso (sábanas viejas en trapos de limpieza), o dáselo a quien lo pueda aprovechar (juguetes, muebles viejos).
- Antes de sustituir o tirar un producto repáralo, si es posible.
- Separa los materiales que componen los residuos. Deposita cada uno de ellos por separado en el contenedor adecuado para poder reciclarlos; no los mezcles.
- El vidrio y el papel son 100% reciclables. Recuperarlos para utilizarlos en la fabricación de productos similares evita el consumo de materias primas y se reduce el impacto ambiental.
- No consumas papel innecesariamente. Imprime y fotocopia solo lo imprescindible y por las dos caras. En hojas impresas por una cara, utiliza la otra para notas.
- Utiliza los productos (cuadernos, bolígrafos…) hasta agotarlos.
- Lleva a la compra bolsas que puedas utilizar muchas veces. Evita bolsas de plástico. En España se consumen más de 10,5 millones de bolsas de plástico al año.
- Compra productos con etiqueta ecológica.
- No tires aceite, pinturas o disolventes por el desagüe, guárdalos para depositar en un lugar adecuado.
- Utiliza pinturas al agua, son menos tóxicas y contaminantes.
- Para fabricar un ordenador se consumen 240 kg de combustibles fósiles, 22 kg de productos químicos y 1.500 litros de agua. Cuando ya no lo utilices, no lo tires, deposítalo en lugar adecuado para su tratamiento.
- Evita usar aparatos que lleven pilas. Una pila botón contamina 500.000 litros de agua. Además, la energía de las pilas cuesta hasta 450 veces más que la que suministra la red. Si es imprescindible el uso de pilas, utiliza las recargables.
- Las pilas botón de litio, zinc-aire u óxido de plata contienen menos mercurio.
- Las radiografías, los termómetros o los móviles son muy contaminantes, llévalos a un lugar adecuado para su tratamiento.
- Reduce el papel de aluminio o plástico para envolver alimentos, guarda los productos en fiambreras.
- Los productos en envases de tamaño familiar y los comprados a granel generan menos cantidad de residuos por unidad de producto. Rellena… y vuelve a rellenar. Huye de las mono dosis.
Minimiza la contaminación:
- Bebe agua del grifo, evitarás un montón de botellas de plástico.
- El papel es un recurso natural. Compra papel reciclado y libre de cloro.
- Para la fabricación de papel a partir de papel recuperado se utiliza un 65% menos de energía, un 85% menos de agua y no necesita materia prima. Aprovecha al máximo los recursos y genera menos residuos en la fabricación.
- Cada español consume al año unos 176 kg de papel. El 64% de lo consumido acaba en un contenedor azul.
- Evita los papeles de difícil o imposible reciclado (plastificados, encerados, térmicos…).
- Los medicamentos caducados llévalos a la farmacia.
- No emplees aerosoles, sustitúyelos por pulverizadores.
- Los tejidos naturales (lana, algodón, lino…) son más fáciles de reciclar que los sintéticos, contaminan menos en su producción y los residuos son más fáciles de tratar.