LA CONSTRUCCIÓN DEL AYUNTAMIENTO

El siguiente texto está extraído del libro “Noticias históricas sobre Mieres y su concejo” (pp. 117-130), cuyo coordinador es Julio León Costales y que fue editado por el Ayto. de Mieres en 1995.

 

A la hora de hacer un estudio sobre la construcción del primer edificio municipal cual es el ayuntamiento, sabemos que la casa actual data del año 1862 y de cuyas obras nos ocuparemos, siquiera someramente, a continuación.

Puestos a realizar un esbozo en torno a las casas que fueron sede de la municipalidad en las diferentes épocas en que Mieres figuró como cabeza del concejo del mismo nombre, según la tradición, se sabe de algunas, que el investigador mierense Benxa dibuja en su Laminarium de Antigüedades Mierenses; así, la primitiva sería la de Oñón, 98; la segunda, la conocida como casa de Caela, en La Villa, 184; y en La Paraxuela (casa de “El Piru”), desde la separación de Lena en 1837.

Otro historiador local cita la fecha de 1850 como nuevo destino del ayuntamiento y cárcel en La Pasera, extremo que no hemos podido confirmar, y debe referirse a su funcionamiento provisional tras los incendios ocurridos en el 2 de febrero de 1875 y 15 de marzo de 1876, motivo por el cual, toman en arriendo dos locales para el ayuntamiento y cárcel en La Pasera, como más adelante se detalla.

Pero dejemos al historiador con su interesante relato sintetizado:

“Por los viejos de hoy, se recuerdan la tradición que les han legado padres y abuelos, puede saberse que, cuando Mieres era únicamente jurisdicción exenta, tenía su casa vecinal en la plaza de La Nozarela, cogollo éste de la zona de La Villa. No parece haber duda tampoco para localizar la cárcel de entonces en un antiguo inmueble, llamado a desaparecer tan pronto como llegue la hora de prolongar la hermosa rúa del Conde de Guadalhorce. Al crearse la municipalidad independiente, en abril de 1836, el ayuntamiento quedó instalado en un edificio de <<La Paraxuela>>, con la cárcel en una de las típicas callejas que dan acceso a dicha plazuela. Más tarde – ya con fecha auténtica del 1850 -, Ayuntamiento y cárcel los ven funcionando en La Pasera. Pero bien pudiera ser motivado a que los de La Villa no aceptasen esta supremacía de su barrio rival, ya también porque se ambicionaba tener un pequeño palacio consistorial, Mieres del Camino – en lo del Camino sigue perenne la tradición – se supera en aquel momento, no reparando para confeccionar un presupuesto muy por encima de sus posibilidades económicas, con una capitalidad concejil que no rebasaría el millar y medio de habitantes.

Y todo indica que Mieres, en dicha coyuntura, ha tenido en cuenta lo que en las leyes de la Novísima Recopilación se prescribía con respecto a las casas de las ciudades y pueblos: <<Ennoblézcanse ciudades y villas en tener casas grandes y bien fechas en que fagan sus ayuntamientos y concejos y en que se ayunten justicias y regidores y oficiales a entender en las cosas cumplideras a la república que han de gobernar; por ende mandamos a todas las justicias y regidores de las ciudades y villas que no tienen casa pública de cabildo o Ayuntamiento… que lo fagan>>.

Parece ser que existió conformidad entre los mierenses de arriba y los de abajo para la elección del solar en donde edificar las nuevas consistoriales. Entonces había rivalidad y diferencias entre las gentes, explicables en un período de tiempo pródigo a que personas de juicio ponderado se dejaran llevar por una concepción estrecha y equivocada de la vida. En virtud de ese acuerdo entre los mierenses, el Ayuntamiento ha venido a quedar equidistante de La Villa y de La Pasera. Tanto es así, que se puede medir la misma distancia de <<La Paraxuela>> a la casa municipal, que de ésta al puente sobre el río San Juan. Esa previsión de aquellos modestos concejales, la mayoría iletrados y labrantines, todavía merecen ahora un cálido elogio, cuando tanto y tantos planes se están forjando sobre el futuro de Mieres.

La primitiva casa consistorial constaba de planta baja y piso. En los bajos se instalaron dos escuelas – niños y niñas -,  que indicaba un fuerte progreso en la vida pedagógica mierense. Y aquel Ayuntamiento que ha sufrido distintas reformas, no dejaba de ser algo destacable en un Mieres que iniciaba entonces su carrera como potencia en la actividad minera y de la siderometalurgia. Sus cinco arcadas, hermosas y severas, como esa amplia escalera, digna de un palacio, son algo inmutable, que aún el modernismo, con sus exageradas pretensiones, ha de aceptar”.

Sobre la rivalidad existente entre los habitantes de la Villa y La Pasera, escribe Benxa unos versos que se decían por la década de los años veinte:

“Mierense de la Villa
mierense de pacotilla.
Mierense de la Pasera
mierense de primera.
Mierense de Requejo
mierensejo”

Estos correspondían a los de la Pasera, pero cada barrio dedicaba a los suyos en parecidos términos, todos ellos dentro del buen humor y amistad proverbial de Mieres.

En el archivo municipal existe un legajo de documentos relativos a la construcción de la casa consistorial y ensanche de la plaza, proyectos ambos del arquitecto gijonés don Lucas María Palacios. De aquella documentación extractamos lo más significativo. Poco más de un lustro había transcurrido desde su inauguración, cuando tuvieron lugar dos incendios que redujeron el edificio a ruinas, teniendo que trasladarse a la Pasera la sede municipal.

A finales de siglo acaeció en la plaza y ayuntamiento un motín, con saldo de muertos y heridos que en otro lugar se detalla.

En la década de los años cincuenta tuvo lugar la ampliación y reforma de la fachada posterior, tal como hoy puede contemplarse.

PRINCIPIO DEL EXPEDIENTE

“A los efectos que correspondan espero me remita ese Ayuntamiento con la posible brevedad el expediente instruido sobre construcción de Consistoriales y Cárcel para cuyas obras hay partida consignada en el presupuesto municipal. Oviedo, 16 de abril de 1852. El Marqués de Gastañaga”.

Estado que demuestra las cantidades concedidas para construcción de Casas Consistoriales en los años que se expresan:

Reales de Vellón
Año de 1850 …………………… 13.000
Año de 1851 …………………… 13.000
Año de 1852 …………………… 13.000
Año de 1853 …………………… 13.000
TOTAL 52.000

 

El día 20 de febrero de 1856, envía la Diputación un escrito que dice entre otras cosas:

“Enterada esta Diputación de los motivos que impiden a ese Ayuntamiento invertir los cincuenta y dos mil reales, persuadida de la apatía y poco celo de la Corporación, acordó S.E. que si en el término de diez días no se instruye el expediente para la expropiación del terreno para la fabricación de dichas Consistoriales, se exigiría la responsabilidad competente”.

COMIENZO DE LAS OBRAS

El ingeniero de carreteras, en oficio de 4 de noviembre de 1856, deniega el permiso solicitado para la ocupación de la mitad de la carretera con materiales, fundado en que es muy estrecha la vía, donde se reúne el tránsito general, y cuando el edificio que se trata de construir se encuentra en medio de un terreno espacioso.

PARALIZACIÓN DE LAS MISMAS

Paulino Castañón, Alcalde de Mieres al infraescrito Secretario hace saber: “Que con sentimiento acabo de observar que el rematante no obraba el orden y reglas para colocar lo materiales en la misma, siguiéndose por tanto un notable peligro de la vida de los operarios y canteros que en ella se ocupan, acordando que el rematante Pedro García Rozado suspenda la colocación de todo material hasta que se habilite de las máquinas y andamios que el arte aconseja para evitar los perjuicios que amenaza”.

SOLICITUD DE SUBVENCIÓN

En escrito dirigido a la Reina interesando una nueva subvención para llevar a efecto las obras, alegando que “Diferentes fueron los motivos para que dejase ingresar la suma concedida, a la par que el nuevo advenimiento de varias empresas mineras y fabriles ocasionó un aumento tan considerable en la población, que ya el edificio planteado no podrá llenar las atenciones de su objeto, ni corresponder a la nueva importancia que la misma población adquiera, siguiéndose la necesidad de reformar los planos, aumentando las obras”.

“Por tales medios pensaba el Cuerpo municipal llenar la primera de sus atenciones: tener una localidad en que reunirse, y una cárcel en que asegurar sus presos tan continuos y numerosos como se infiera de una población cruzada por la única vía que se entra y sale en el principado…”.

Las obras van sufriendo diversas vicisitudes y retrasando la terminación de las mismas, como ocurrió desde el año 1858 al 1860 con el expediente incoado al contratista y sus fiadores por incumplimiento de contrato.

Por aquellos años tiene lugar la subasta de las antiguas Consistoriales con su plazuela, asó como el local escuela sito en el mismo edificio. El 27 de agosto de 1861, los peritos nombrados para efectuar la tasación dijeron: “Que la han visto y examinado detenidamente con sus antojanas, plazuela y más que la corresponden y teniendo en cuenta dos servidumbres, vale la citada casa siete mil ochocientos y cuatro reales”.

Los peritos proceden a la tasación de la escuela que ha de refundirse con la de Polear en una sola. El día 22 de septiembre tiene lugar la diligencia de remate de las casas consistoriales y escuela, bajo los diez mil reales que importa la tasación y con la condición de que el rematante no ha de ocupar las Consistoriales hasta que el Ayuntamiento no se establezca en las nuevas.

RENAUDACIÓN DE LAS OBRAS

El nuevo contratista es don Manuel Menéndez, el cual envía un escrito con fecha 15 de marzo de 1863, solicitando el abono de 92.331,25 reales vellón, cuyo déficit le resulta para la terminación, y remite detallado informe sobre la duración de las obras, que copiado literalmente dice: “De los informes adquiridos resulta que las obras tuvieron principio el 25 de abril de 1861 y continuaron sin interrupción hasta enero de 1863, de cuyo año continuaron los de marzo , junio y julio componiendo todo la suma de 28 meses y cuentas 840 días de que se deducen 163 domingos y días de fiesta que debieron ocurrir en aquél período a razón de 70 al año y quedando en días líquidos de trabajo 677. Claro está que el contratista debió de sostener un maestro para dirigir las obras, o hacerlo por si mismo, debiendo haberse ocupado también de los acopios de materiales y toda clase de operarios, su pago y demás operaciones de administración, por cuyos conceptos se le calcula un duro diario e importan los prefijados 13.540 reales”.

ENSANCHE DE LA PLAZA

El arquitecto don Lucas Mª Palacios firma en Gijón el proyecto y memoria descriptiva para el ensanche de la plaza frente al ayuntamiento, cuyo muro de piedra y escalinatas fueron conocidos como “el fuerte”.

Comienza asía la memoria: “Una de las obras que más han e contribuir a señalar la época de progreso iniciada hace algún tiempo en la Villa de Mieres, es la construcción, llevada a cabo, de las nuevas consistoriales y la proyectada mejora de su nueva plaza, de cuya descripción voy a ocuparme.

El incesante desarrollo de un pueblo, que es, sin disputa, en Asturias uno de los que hoy cuenta con elementos de vida, hacía cada día más sensible la necesidad de una plaza que pudiera servir a centralizar más su comercio, y el Ayuntamiento al llevarla a cabo, construyendo, como lo ha hecho, las nuevas casas consistoriales, responde a una exigencia de la opinión pública y da un gran paso en el camino de las reformas urbanas que tan marcado influjo tienen en el provenir de las poblaciones.

La situación de esta plaza es aproximadamente en el centro de la Villa dividida en dos barrios, pasando por su centro la carretera general de Castilla. Teniendo edificadas, además de las casas consistoriales, el frente Norte, faltando el Sur y no siéndolo al lado Oeste a causa de la montaña, se proyecta completarla con las obras que son objeto de este expediente, dándole ensanche y uniformidad, ganando al propio tiempo el ornato y la utilidad pública”.

El proyecto fue aprobado en sesión de 13 de junio de 1867, y celebrada la subasta de las obras el día 4 de septiembre, resultando la proposición más ventajosa la de don Juan Haza López, vecino de Pola de Lena.

Aquella hermosa plaza ha perdido parte de su encanto y utilidad al haber sido destruidas dos magníficas escalinatas de piedra por las que se ascendía a un mirador ajardinado que hoy pertenece inaccesible, y sería una buena medida el dotar al lugar de una nueva escalera para su disfrute.

En esta plaza tuvo lugar el emplazamiento del monumento a Teodoro Cuesta, instalándose añas más tarde una hornacina en el muro, con la imagen de la Santina. La pared se halla cubierta de hiedra, y sólo falta la instalación de una fuente como en años anteriores existía.

INCENDIOS

Los años 1875 y 1876 ocurren sendos incendios en el ayuntamiento, merced de los cuales, con fecha 27 de marzo, se decide el alquiler de una casa que reuna mejores condiciones. “Acto seguido el Sr. Presidente expuso a la Corporación la ineludible necesidad de buscar otro local que fuera más capaz para la casa de Ayuntamiento que el que actualmente ocupa, por no reunir las condiciones necesarias. Y tomado en consideración el arriendo, como local más a propósito, el piso 2º de la casa situada en el barrio de la Pasera, por la cantidad de 22 pesetas y cincuenta céntimos mensuales. Así mismo, y en la referida casa, con destino al calabozo, se tomó en arriendo el cuarto entresuelo”.

JUZGADO Y SALA DE COLERICOS

El día 9 de octubre de 1876, tuvo lugar la subasta para la cubrición de la primitiva Casa Capitular, que fue adjudicada en 11.666 pesetas.

Terminadas las obras objeto de contrata, se llevaron a cabo las de restauración para instalar las oficinas del Juzgado municipal, así como la de telégrafos. El día 27 de marzo de 1885, el arquitecto don Javier Aguirre, remite la liquidación de obras ejecutadas para habilitar una sala de coléricos, y dice: “Tengo el honor de remitir a V. la liquidación de las obras en esa Casa Consistorial el otro pasado, con el fin de habilitar una sala para coléricos, en el triste caso que se hubiera extendido por el país la terrible epidemia”.

El día de 4 de marzo de 1913, el Ayuntamiento interesa del Ministerio de la Gobernación, el desalojo de los locales que ocupan las oficinas de correos y telégrafos, por necesitarlos para las oficinas municipales. A partir de aquella fecha se entabla un litigio entre el Ministerio y el Ayuntamiento, amenazando aquél con retirar la estación telegráfica si no se facilitan nuevos locales.

En febrero de 1914 todavía permanecían aquellos servicios en el ayuntamiento, si bien ya había adquirido otros locales el Estado, y se estaba a la espera de instalar en ellos las oficinas.

OBRAS DE REFORMA

El arquitecto don Miguel de la Guardia, presenta, con fecha 29 de diciembre de 1898, el Proyecto de reforma del Ayuntamiento de Mieres, con la memoria descriptiva y planos de las obras a realizar, entre los que figura el cambio de la torre del reloj. Dice así el apartado de decoración exterior:

“Una reforma tan completa en la distribución y aprovechamiento de esta Casa Consistorial exigirá como natural corolario otras reformas de orden aunque meramente estético no menos útiles e interesantes, en el exterior del edificio.

Estas, como puede deducirse de los planos, consisten en la supresión de la torre del reloj, que actualmente ocupa el centro del edificio y que por su masa considerable no sólo era un obstáculo a la construcción del nuevo piso al no elevarla considerablemente, haciendo menos visible el reloj que constituye la causa que podía justificarla.

Por este motivo en el proyecto se dispone en el plano del muro de fachada un pequeño cuerpo arquitectónico destinado a dicho reloj, el que coronado por torrecilla o campanil de hierro constituye un motivo decorativo muy a propósito para realzar el centro de la fachada principal”.

“Finalmente, para completar la decoración de ésta fachada y darle el realce e importancia que le corresponde, se le agregan el apilastrado, impostas, cornisamento, etc. que en plano correspondiente se diseñan cuyos elementos aprovechando en parte materiales de la obra y suplementado con cemento o piedra artificial las demás, puede conseguirse el efecto monumental que caracteriza esta clase de edificios, con una prudente economía en los medios de ejecución”.

El mismo arquitecto firma en 15 de diciembre de 1903 el presupuesto de pintura de la casa consistorial, que asciende a la suma de 5.023,83 pesetas.

DECORACIÓN DEL SALÓN DE SESIONES

Con fecha 13 de julio de 1900, el sacerdote pintor y escultor don Félix Granda y Buylla, natural de Pola de Lena, envía escrito proposición para la decoración del Ayuntamiento, redactado en estos términos:

“Sabe muy bien el Ilustre Ayuntamiento de Mieres que:

El Arte en los pueblos no es lujo; es una necesidad del espíritu, una manifestación de adelanto y cultura.

Pueblos que, como Mieres, merced a su potente industria y riqueza, han entrado a figurar entre las más adelantadas de la provincia, las manifestaciones científicas y artísticas son para ellos una necesidad; son la manifestación pública de su amor al progreso, y que una vez satisfechas las necesidades materiales, tratan de satisfacer necesidades del espíritu que sienten los pueblos cultos.

Son los Municipios, los representantes de los pueblos, y en sus Casas Consistoriales debe verse la importancia de los pueblos representados, así como la casa y traje indica o debiera indicar generalmente la posición que en la sociedad ocupa el ciudadano.

Dada la importancia que con buen acuerdo se dio al edificio destinado para Ayuntamiento, requiere éste que al menos en su salón de sesiones, parte principal de él y centro, por decirlo así, de la representación oficial del pueblo de Mieres, que el buen gusto y el arte se manifiesten de algún modo.

Así lo hicieron y lo hacen pueblos adelantados, algunos de ellos de menos importancia que el nuestro, en los edificios destinados a su representación. Ejemplo de ello encontramos en nuestra España, Alemania, Italia, etc.

Bocetos para la decoración del salón de sesiones del Ayuntamiento de Mieres

El techo se divide en tres rectángulos, de cuatro metros en cuadro el central, y de cuatro por dos laterales. En el principal, se representan fuentes de riqueza del concejo; Agricultura, Minería e Industria siderúrgica, floreciendo bajo el reinado de la Paz y de la Justicia.

En el fondo aparecen el valle de Mieres, unidos los humos de sus fábricas, con las nieblas de sus montañas. Los otros dos representan, el uno el Trabajo, cuna de la abundancia, y el otro la Virtud, aportando la Minería.

En los muros campean escudos del pueblo, en medio de adornos de gusto platerescos.

Las pinturas, según bocetos representados, serán hechas en lienzo de lino preparado al óleo y pintado con colores finos. El oro que se emplee en dichos lienzos, será de ley.

También serán de mi cuenta las demás pinturas que se ejecuten en el salón.

Me comprometo a tener terminadas estas obras, en un año, a contar de la presente fecha.

El importe total de las obras terminadas será de cinco mil quinientas pesetas. Mieres, 13 de julio de 1900. Félix Granda y Buylla”.

Nada nos dicen los historiadores locales sobre estas pinturas, ni hallamos documentos ciertos de que aquellas se hayan realizados por el maestro autor de la proposición, que en principio parece que fueron aceptadas.

Un escrito, posible copia del original remitido al decorador, dice:

“Dada cuenta a este Ayuntamiento en sesión de 13 del corriente, de la proposición hecha por V. para la decoración del salón de sesiones, y examinado el proyecto de bocetos escogidos para ello, se acordó aceptarlo y que una vez que los Ayuntamientos no pueden hacer contratos que excedan de 500 pesetas, que por el Sr. Alcalde se eleve instancia al Gobernador civil solicitando la excepción de subasta de dichas obras y autorización para hacerlas por administración, dadas las condiciones especiales de la ejecución de las mismas.

Lo que participo a V. para su conocimiento y efectos oportunos”.

La decoración del techo fue llevada a efecto, y así estuvo hasta hace unos veinte años, en que este se hundió con el peso de una campana de la torre caída sobre él. En la actualidad permanece la pintura de uno de los tramos pequeños, representando a dos mujeres como entre nubes, una de ellas derramando un vaso de agua hacia el suelo. Al otro extremo, otra mujer y dos niños sobre un águila, igualmente entre celajes. ¿Formaban parte de la descripción que hacía don Félix Granda? ¿O responden acaso a otro boceto posterior?

Los escudos en medio de adornos de gusto plateresco en los muros, que citaba el artista, nunca los hemos conocido.

Ojalá la situación económica municipal fuese tan boyante que permitiera decorar nuevamente el techo del salón de sesiones, por artistas locales. Todo es posible.

EL RELOJ DE LA CASA CONSISTORIAL

Finalizadas las obras en 1862, en años sucesivos tuvieron lugar los remates y ornamentación del edificio y su entorno, como el ensanche de la plaza y otras obras complementarias; decoración del salón de sesiones, colocación del reloj en su torre, etc.

Solicitada al Gobierno Civil la excepción de subasta para la adquisición de un reloj de torre, considerando que sólo puede proporcionar dicho reloj su inventor, por gozar de privilegio de invención concedido en 28 de mayo de 1895, cuya copia presenta, se concede al Ayuntamiento la excepción interesada en oficio de fecha 30 de septiembre de 1903.

El día 20 de octubre comunican a Moisés Díez el acuerdo de la sesión celebrada en 7 de octubre adjudicándose la construcción del reloj de torre de su sistema para estas Casas Consistoriales. Con arreglo a su presupuesto nº 2 que importa la cantidad de 2.816 pesetas, haciendo saber este acuerdo al interesado, para que a la mayor brevedad proceda a la construcción e instalación del reloj mencionado.

El escrito finaliza así: “Lo que tengo el gusto de participar a V. para su conocimiento y efectos consiguientes, rogándole a la vez proceda imprimir la mayor actividad en la construcción del citado reloj, a fin de que quede instalada en todo el próximo mes de diciembre”.

Desde aquellas fechas, el reloj y sus sonoras campanadas que anunciaban las horas, los cuartos y las medias, comenzó a ser una cosa entrañable para los moradores de aquel Mieres que se extendía desde Arroxo a Bazuelo, También su sonido llegaba a las aldeas y caseríos de los alrededores, y que todos escuchaban con particular atención, sobre todo en las noches tranquilas y serenas sin ruidos de vehículos, y anunciaban la hora a los madrugadores que habían de comenzar sus faenas cotidianas.

En los últimos años las campanas habían dejado de sonar y el mismo reloj se hallaba parado como un signo de abandono en medio de la esbelta torre y campanario.

Dentro de las mejoras generales del edificio llevadas a cabo en 1986, el día 13 de agosto quedó instalado un nuevo reloj, y volvieron a sonar sus campanas, ahora por un sistema electrónico. Ya sólo falta que algún día se complemente, – según el sentir popular – con la instalación de un carrillón que emita los sones de alguna canción del repertorio musical mierense.

AMPLIACIÓN Y REFORMA

En sesión extraordinaria celebrada por el Pleno el día 23 de julio de 1954, se acordó la ampliación y reforma del ayuntamiento, y el proyecto de edificio para Juzgados y viviendas.

“Primero.- Aprobar el <<Proyecto de ampliación y reforma del Ayuntamiento de Mieres>>, redactado por el Sr. arquitecto municipal, cuyo presupuesto asciende a tres millones trescientas diecinueve mil trescientas cincuenta pesetas”.

Las obras que comprende el proyecto, son las de reforma total y ampliación por la fachada posterior del edificio, con los derribos y desmontes, cimentación estructura de hormigón armado, muros de fábrica de mampostería y de ladrillo, construcción de suelos, pavimentos, cubierta, instalaciones de calefacción, agua corriente y luz eléctrica y demás necesarias para su total terminación.

El año 1986, se llevaron a cabo las obras de remozamiento general del edificio, comprendiendo las mismas la reparación de la techumbre, reforma y pintura interior y mobiliario, pintura de fachadas, e instalación y funcionamiento electrónico de un nuevo reloj en su torre.