LA SANJUANADA
El siguiente texto está extraído del libro “Noticias históricas sobre Mieres y su concejo” (pp. 87-91), cuyo coordinador es Julio León Costales y que fue editado por el Ayto. de Mieres en 1995.
El día 22 de junio de 1897, tuvieron lugar en esta villa los sucesos acaecidos ante la casa consistorial, precisamente el día que daban comienzo las fiestas de San Juan, y de ahí la denominación popular con que se vinieron conociendo los hechos hasta nuestros días: <<la sanjuanada>>. El lamentable episodio arrojó un saldo de cuatro muertos y varios heridos entre las personas que habían sido convocadas al objeto de protestar por la subida de las tasas de algunos artículos de consumo.
En el archivo municipal obran escritos relativos a los sucesos tristemente célebres, y cuya versión municipal queda así reflejada:
“En el Salón de sesiones del Ayuntamiento de Mieres a veinte y dos de Junio de mil ochocientos noventa y siete, reunidos a presencia del Sr. Juez de Instrucción de este partido y del Sr. Alcalde D. Manuel Gutiérrez, la comisión de obreros, compuesta de los individuos D. Bautista García, D. José González, D. Braulio y D. Cayetano Sorribas y D. Manuel García Rozado, vecinos los cuatro primeros de esta villa y el último de Panizales, quienes invitados por el Sr. Juez para que concretasen las peticiones y deseos de todos los manifestantes dijeron: que eran sus deseos:
- Que la Alcaldía adoptase acuerdos enérgicos, a fin de que los comerciantes vendan las especies por su legítimo peso y se examinen periódicamente los pesos y medidas.
- Que las carnes y tocino se revisen también con escrupulosidad para que no se vendan en malas condiciones.
- Que se obligue a los panaderos a poner en los panes la marca del peso.
- Que en lo que a consumos se refiere se rebaje la tarifa en los artículos de primera necesidad, y a ser posible se recarguen los de más lujo.
En este estado y cuando la Alcaldía estaba manifestando sus deseos de complacer a los manifestantes, se sintió un tumulto en la parte exterior del edificio producido por los manifestantes que a viva fuerza pretendían penetrar en el local arrojando piedras y disparando tiros de revólver sobre la guardia civil que resguardaba la Casa Ayuntamiento. Esta fuerza pública y después de haber sido heridos dos de sus individuos hizo algunos disparos al aire para contener a los amotinados; pero, siendo más violenta cada vez la agresión, hubo necesidad de disparar contra los revoltosos, lo que dio lugar a que pereciesen dos de ellos y resultasen 6 heridos graves y unos 10 ú 11 leves.
Puestos estos hechos en conocimiento del Sr. Gobernador Civil y en vista de la gravedad de las circunstancias y ante el temor de que los amotinados empleasen la dinamita, de que se decía venían provistos algunos individuos, se le rogó mandase con urgencia más refuerzos para que se estableciese el orden alterado.
A las 7 de la tarde y en tren especial llega el Sr. Gobernador civil con dos compañías de infantería y el Sr. Comandante jefe de la Guardia Civil.
Las piedras arrojadas por los amotinados contra la casa Ayuntamiento rompieron todos los cristales de los huecos de las 4 fachadas del edificio, teniendo que ocultarse todos los individuos que se encontraban dentro del local, incluso los que componían la comisión de obreros.
El número de los huelguistas no bajaría de 2.900 en la siguiente forma:
1800 procedentes de los talleres de la fábrica de hierro, y grupos mineros titulados <<Nicolasa>>, <<Baltasara>>, <<Mariana>> y <<Corujas>> propiedad de la Sociedad Fábrica de Mieres.
500 obreros procedentes de los distintos grupos mineros e instalaciones de la Sociedad <<Hulleras del Turón>>.
200 obreros de la Sociedad <<El Porvenir>>.
160 de obras particulares de la localidad, incluyendo mujeres y niños.
100 de la Sociedad <<Unión Asturiana>>.
100 de las minas de D. Inocencio Fernández.
40 de la Sociedad <<Tres Amigos>>.
La Junta municipal al reformar las tarifas de consumo ha procurado beneficiar a los obreros y no perjudiciales, según se demuestra a poco que se reflexione. Debe tenerse en cuenta que la inmensa mayoría de los obreros son mineros y que estos consumen para el alumbrado de la mina como para el condimento de sus alimentos el aceite de olivo, en cuya especie, que puede decirse que es la más importante para el minero se han rebajado 6 céntimos en litro. También se han rebajado 2 céntimos en Kg. a las carnes saladas procedentes de fuera del concejo para que este artículo lo puedan adquirir con más economía. Bien es verdad que se han gravado con 3 céntimos más que en la tarifa vigente las carnes vacunas frescas; pero, este gravamen afecta más a las clases acomodadas que a los pobres y menesterosas por ser insignificante el consumo que hacen de esta especie.
El pequeño aumento en 15 céntimos en los 100 kgs. de harina no merece la pena ser mencionado.
El maíz forastero que estaba exento en la tarifa de los años anteriores, se ha gravado con 60 céntimos los 100 kgs., estando exento lo recolectado en el término municipal, siendo por tanto beneficioso a los labradores del concejo el citado gravamen, debiendo advertirse que los obreros no consumen pan de maíz, sino el pan de trigo.
Es indudable que la buena fe y sencillez de los obreros explotada por elementos perturbadores, a quienes se les hizo saber que el aumento de 60.000 ptas. obteniendo en la subasta de consumos era debido a que las tarifas habían sufrido un aumento considerable, diciéndoles que los pescados iban a pagar; que el maíz de todas clases se había también gravado; que las harinas iban a tener un aumento de una peseta arroba y que los pollos pagarían desde el próximo ejercicio 25 céntimos cada uno, dio lugar al conflicto que todos lamentamos. El aumento obtenido en la subasta no se debe a la alteración de las tarifas, sino al crecimiento de que día a día adquiere la población y por consecuencia el mayor consumo, o tal vez a la falta de cálculo del rematante.”
Hay que tener en cuenta que por aquellas fechas el Ayuntamiento contrataba con un particular el cobro de los arbitrios, y el rematante se encargaba después de cobrar las tasas aprobadas, motivo por el cual tuvo lugar aquel año la protesta del vecindario, que terminaría en tragedia.
En el Registro Civil de Mieres consta la relación de fallecidos en aquella fecha, y es la siguiente:
José Solana Sánchez, vecino de Bullidoso, falleció el 22 de junio de 1897, a las cinco de la tarde a consecuencia de <<haber recibido un bayonetazo>>. Estaba casado.
Gabriel Álvarez Álvarez, vecino de Estayes, falleció el mismo día a las ocho de la tarde <<a consecuencia de un tiro>>. Casado.
Daniel Álvarez Argüelles, soltero, murió en la misma fecha a las ocho de la tarde <<de un tiro recibido en el vientre>>.
Antonio Arias Suárez, vecino de Seana, casado, falleció a las ocho de la mañana del día 25 de junio de 1897, a consecuencia de <<una herida de bayoneta recibida la tarde del veinte y dos del actual>>.
Hay tres escritos de otras tantas personas solicitando la ayuda que el Ayuntamiento concedía a los heridos. Son ellos don José Solís García, vecino de El Campo, <<que fue uno de los heridos de bala en la tarde del 22 de junio próximo pasado, por cuya causa todavía se encuentra en el Hospital Provincial>>. Don Santos Argüelles, vecino de El Acebedo, que <<fue mandado al Hospital Provincial por órdenes de la alcaldía, quedando la pierna inútil para el trabajo>>. Y don Fructuoso Castañón Viñuela, vecino de Rodiezmo-León, que permaneció 93 días en el Hospital de Oviedo, <<y sin poder dedicarse a trabajo alguno>>.
Quede aquí reseñado aquel motín que ya forma parte de la pequeña historia mierense y que un día conmovió a la opinión pública de Asturias.