Urbanismo de Mieres del Camín
La explotación de los yacimientos mineros provocó desde el siglo XIX un tipo de urbanización peculiar, en el que se combinan las instalaciones industriales con las residenciales en un mismo espacio geográfico sin que queden claramente definidos en algunos casos los límites entre las zonas habitadas y las propiamente industriales. La configuración de estos peculiares espacios urbanos se debe, en parte, a la excesiva velocidad a la que se desarrolló su crecimiento. Es evidente que la creación de nuevas ciudades próximas a los pozos mineros es consecuencia de una necesidad contextual que no necesariamente contempla el desarrollo urbano planificado y definido.
Los poblados mineros, base de las nuevas localidades de la cuenca asturiana, aparecen por la necesidad de las empresas de contar con la mano de obra próxima a los puestos de trabajo. Mieres del Camín cuenta con varias zonas edificadas en diferentes fases de su desarrollo, que obedecen en lo esencial a ese tipo de construcción de iniciativa empresarial.
Mieres contó con tres planes de ensanche durante la primera mitad del siglo XX, entre los años 1900 y 1948, que dieron lugar a tres zonas diferenciables en la estructura de la ciudad. Por un lado, se conserva el centro urbano preindustrial. La segunda zona corresponde con el ensanche producido durante la primera mitad del siglo XX. Una tercera zona lo forman las zonas construidas a partir de 1950, en la última fase desarrollista de la ciudad.
Los límites geográficos a la expansión urbana quedaron fijados por las propias instalaciones de los pozos próximos, que ocupan grandes extensiones de la vega del Caudal. De otro modo, probablemente estos terrenos habrían sido ocupados por la propia ciudad.
Mieres del Camín en 1897
Los núcleos fundacionales de Mieres están dibujados a escala 1:500 en el plano municipal de 1897, posiblemente relacionado con la promulgación de La Ley (1895) y Reglamento para el Saneamiento y Mejora de las poblaciones (1896) y contemporáneo del proyecto que proponía represar el río para formar un lago manso y tranquilo.
Requexu
La plazuela de Requexu, en el entronque del camino a Langreo, acogía el mercado de ganados, circundando por chigres y tiendas. Estaba bordeada por el río San Juan y los terraplenes de la vía a Baltasara y cerrada por la iglesia parroquial, levantada en 1770 como consecuencia del hundimiento (1778) del techo de la precedente. La plazuela y la iglesia cooperan a poner de manifiesto el rango capital de este núcleo sin perder su origen rural, acusado por la panera desaparecida al dejar paso para el nuevo entronque de la carretera a Langreo.
El mismo plano recoge las calles proyectadas por el arquitecto Suardíaz. Ante la cara sur de la iglesia. La Pasera formaba la plaza del mercado, con silueta alargada para aumentar los frentes comerciales a la carretera, además era punto de encuentro social durante las ceremonias religiosas.
Sobrelavega
El plano recoge el estado contemporáneo de Sobrelavega, siete lustros después de 1862, cuando se culminó el edificio para Casa y Escuelas municipales, obra del arquitecto Lucas María Palacios. Resaltaba la silueta con frente a una plaza recrecida a ambos lados de la carretera y caño en el centro de la media luna al edificio. El Fuerte, a modo de palco para contemplar la escena urbana; se alcanza mediante escalinatas pétreas, laterales, que fueron demolidas en 1945.
La Villa de Abajo, Oñon
En 1897, estaba formado con pocas caserías, dos hórreos y dos paneras, sin otro elemento destacable que dos casonas: la de don Vital Aza, que fue demolida para la construcción del polideportivo cubierto en 1970, y La Rotella, más moderna.
El plano recoge la disposición del núcleo, con la calle trazada por el mismo arquitecto para enlazar, aquí, las carreteras general y de la estación.
La Villa de Arriba
Alrededor de 1897, La Villa, era núcleo de caserío apretado, cuya importancia rural se ponía de relieve a través de sus veinte hórreos y paneras. Entre su emplazamiento y la torre fiscal del viejo puente se interponía el arroyo Duró, a modo de foso defensivo. Más tarde, a la torre se agregó el palacio de Camposagrado. La rigidez de la carretera contrasta con la trama viaria alveolar y su directriz rectilínea se acentúa con riestras de casas nuevas en ambos márgenes.
Las caserías eran exentas o se agrupaban adosadas y en andana, atendiendo a los modos que consideramos en las aldeas vecinas de Valdecuna; dejaban extensos espacios libres interpuestos, para antojanas, corrales y huertos. Entonces, presentaban el aspecto risueño propio de este tipo de vegas, con los frentes abiertos al huerto mediante portales, balcones y corredores.
El Ensanche, principios del siglo XX
A inicios del siglo XX y después de que fuera promulgada la Ley para la Mejora de las poblaciones y un lustro antes del primer auge hullero, ya se habían echado las bases para la urbanización de la vega, mediante un trazado que seguía la pauta de Cerdá, para Barcelona (1859) y de Castro, para el barrio de Salamanca en Madrid (1860), como en muchas ciudades españolas. El trazado mierense es contemporáneo y poco tiene que envidiar del barrio Uría de Oviedo.
El ensanche resultante se puede subdividir en cuatro partes, una división marcada por la calle Manuel Llaneza (sentido Este – Oeste), Numa Guilhou y Valeriano Miranda (sentido Norte – Sur). El resultado es una cuadricula que nos recuerda a los antiguos campamentos romanos, Decumanus Maximus (Manuel Llaneza) y Cardus Maximus (Numa Guilhou y Valeriano Miranda).
Cabe destacar que los equipamientos urbanos están repartidos a lo largo de los cuatro ensanches. La biblioteca municipal y el mercado se sitúan en el primero; El Aniceto Sela, el Campus y el Ayuntamiento en el segundo; Parque Jovellanos y ambulatorio en el tercero; Antigua Estación de Ferrocarril y la estación de autobuses en el cuarto.
El ensanche entre 1900 – 1924
Estrenado el ayuntamiento y abierto el nuevo entronque de la carretera a Sama, se consolidaba el suelo comprendido entre el arroyo San Juan y la carretera a la estación mediante once manzanas y, con otras cuatro más, en el frente a la carretera general hasta alcanzar la Villa de Arriba. El espacio libre que se visualizaba tras la vía de Mariana, aún estaba lejos de ser ocupado. El plan sólo alcanzó ocupación extensiva, a base de manzanas que iban en aumento a medida que nos acercamos a la Villa de Arriba. En aquel entonces, se pretendía canalizar el río San Juan con la idea de que siguiese el trazado rectilíneo del ensanche.
En el plano de 1917 ya aparece la vía por la que transcurrirá el ferrocarril del Vasco. Por esta fecha, el enlace de la carretera a Langreo adquirió rango urbano y la Pasera consolida su función de encuentros sociales. La Paraxuela conserva los edificios de carácter rural, con frentes leñosos y Requexu acoje al mercado de ganados.
El proyecto de Mejora interior de Sobrelavega y de la Villa de Arriba, obra del arquitecto J. A. Díaz, traza la red viaria que enlazaría ambos núcleos y la forma definitiva de la plaza de la Vega, después Marta Guilhou hoy de la Libertad.
El plano de 1924 recoge un trazado que no se llego a llevar a cabo, poco después, tuvo lugar la demolición de la parroquia San Juan Bautista (1927).
El ensanche entre 1936 – 1976
Durante los acontecimientos bélicos de la Guerra Civil, los presos abrieron la calle Héroes de Simancas, hoy Peréz de Ayala, y acabada la contienda se construyó la calle de Caballeros de España, hoy avenida de Méjico. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se multiplicaron las producciones mineras e industriales (1940 – 1950), dando lugar a la ocupación final de los cuadrantes de la Vega.
El nuevo ensanche dio comienzo con el barrio de San Pedro (1948), concebido como unidad vecinal formada por bloques de vivienda colectiva, agrupados por manzanas abiertas y con equipamientos propios. Tal empresa, siguiendo el modelo europeo de vinculación al poblado de los trabajadores, cediendo amplias zonas verdes que más tarde dieron lugar al actual parque Jovellanos (1952). De esta manera el centro de la villa se traslada a José Antonio, actual Manuel Llaneza.
El barrio de Santa Marina (1950) traslada la experiencia del precedente al último cuadrante de la vega, dotado con amplia avenida central según el rumbo del valle y relegando los equipamientos a espalda de los bloques.
Diferentes planes y leyes siguiendo configurando la trama del ensanche; La Ley del suelo de 1956, La Ordenación comarcal de la zona central de 1961 y el Plan General municipal de 1963 que consolidó el casco de la población, definiendo el futuro de las vegas.
En los años 70, el área de Vega de Arriba, aparecen bloques de edificios compactos agrupados junto con barracones para la cochera.
El ensanche en la actualidad
En las últimas décadas del pasado siglo, la expansión del municipio se centró en la parte sur, donde en los años 70 se construía el actual polígono de Vega de Arriba. La corriente hacía el sur continuó ocupando la vega de Santuyano transformando su espacio con la construcción de equipamientos funcionales para la comarca. La ocupación de las vegas hizo que el foco volviese al ensanche.
De la necesidad de espacio se retomo el plan Vasco Mayacina, un viejo proyecto aprobado en el Plan de Ordenación Urbana del año 1995. El plan consistía en la construcción de nuevas viviendas y equipamientos fundamentales para acondicionar una zona muy céntrica de la ciudad. Actualmente el aspecto de La Mayacina dista mucho del que poseía en el pasado, las viviendas y los equipamientos que hasta ahora se han levantado, han transformado el paisaje de esta parte del ensanche. Una vez finalizado el proyecto, La Mayacina se convertirá en un nuevo centro urbano de Mieres del Camín.
El barrio de Oñón también está marcado en el mapa como próximo espacio de transformación. Este barrio ubicado en la cara norte, contará con un parking renovado y nuevas viviendas.
Con respecto al resto del ensanche, la calle Manuel Llaneza sigue siendo la vértebra principal de la urbe, título que pronto vera compartido con la calle Valeriano Miranda. Entre los nuevos equipamientos construidos a lo largo del trazado de Mieres del Camín, destaca el Campus de Mieres, situado en el antiguo emplazamiento del Pozo Barredo. Una apuesta de cara al futuro con la finalidad de poder atraer a población joven ofreciendo unas instalaciones adaptadas a las nuevas demandas.
La modernización del conceyu de Mieres y su adaptación a las perpetuas exigencias a las que se ve sometida una ciudad de estas características, pasa de nuevo por saber gestionar el espacio libre del ensanche. Los futuros equipamientos deberán ofrecer las demandas contemporáneas y futuras de cara a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Mieres del Camín cuenta con una localización única y un trazado que nada tiene que envidiar al de otras grandes ciudades o capitales.
Fuente principales:
Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Gran Enciclopedia Asturiana. Valles Mineros y Comarcas del Interior. Tomo III
Noticias historicas sobre Mieres y su concejo. Mieres del ayer a la actualidad urbanistica.